miércoles, 23 de octubre de 2013

Santuario de El Cobre | lugar que bendice y purifica



Por Ernesto Gutiérrez Pino
 
“Al Cobre hay que llegar temprano porque lo bonito es ver la misa”, dijo el fornido chofer que culpó de su retraso a los clientes de la Base de Ómnibus de Las Tunas, en este caso trabajadores de Radio Victoria, que esperaban impacientes por su llegada para hacer un recorrido histórico cultural por Santiago de Cuba.
La gira incluía el Santuario de El Cobre, el Castillo San Pedro de la Roca del morro, hoy museo de la Piratería, el antiguo cuartel Moncada, y el cementerio Santa Efigenia, donde descansan los restos del Héroe Nacional de Cuba, José Martí, pero que por la demora del viaje finalmente no se pudo visitar.
A El Cobre se llegó con un sol radiante y clima caluroso, típico del verano en Cuba, 17 de agosto de 2013, que se hacía  agradable con la fresca brisa que batía bajo los almendros que hay al frente del parqueo, el cual se encuentra por detrás del bellísimo templo de adoración.
De lejos se escuchaban las últimas palabras de la Santa Misa, por lo que algunos viajeros se desmontaron presurosos, para recibir lo poco que quedaba por decir de un mensaje de paz, y otros menos interesados aprovecharon a tomarse fotos de recuerdo.
Por la parte trasera de la monumental edificación dos ángeles dan la bienvenida y la impresión de custodiar del lugar; el de la izquierda con su mano derecha extendida y su dedo índice apunta al cielo, en cambio meñique, anular y mayor, ligeramente señalan hacia la tierra como para indicar que Dios está en todas partes y se manifiesta de tres formas diferentes.
Cerca de la puerta de entrada los lugareños venden piedrecitas, que algunos compran como un recuerdo y otros como amuletos contra las malas influencias espirituales.
Dentro del Santuario imágenes de Jesucristo indican doce momentos de sus sufrimientos como Dios hombre sobre la tierra hasta su crucifixión. Al terminar la liturgia algunos creyentes se dirigen hacia el Cristo crucificado, a la derecha desde la entrada, donde encienden velas y piden a Cachita, como se le llama a la imagen popularmente, que interceda por ellos, los pecadores, ante Dios padre.
En ese mismo recinto, hacia el frente, una muestra de los más diversos objetos, prendas, diplomas y grados militares, forman parte de una extensa colección de promesas cumplidas por los creyentes como obras de su fe.
Detrás del púlpito, en lo alto con su rostro casi indistinguible, la imagen de la Virgen de la Caridad de El Cobre parece que observa y bendice toda la ceremonia cristiana, donaciones y ofrendas que allí se realizan.
Normalmente hay un sacerdote al centro izquierdo del santuario. Este rosea agua sobre las cabezas y bendice a los creyentes que se toman fotos simbólicas de un momento que consideran de comunión con Dios, solo que esta vez el protagonista es el Rector de El Cobre, conocido cariñosamente como padre Geño.
Del lugar no escapa un Cristo yacente, el cual representa a Jesucristo muerto, tendido para su entierro, una vez crucificado y trasladado al Santo Sepulcro con una herida en el costado derecho. Ante esa imagen se pueden ver algún que otro peregrino pedir perdón, amor y esperanza para su vida.
Hay tanta fe cristiana que casi nadie quiere regresar a sus casas sin pasar por la fuente del agua bendita,la cual se encuentra cerca de la puerta de estrada, donde la Hermana Social María Pal, reparte el codiciado líquido unido a un mensaje de paz para los que allí asisten.
Además, la pequeña y delgada mujer explica el significado de la cruz de agua que los visitantes se hacen sobre la frente para sentirse protegidos contra el mal y purificados de sus pecados.
“Únteme agua, únteme”, dice un hombre desesperado como si se estuviera quemado por dentro y por fuera. Una vez satisfecho su anhelo dice sentirse fortalecido en la fe y deja debajo de aquel techo la carga que le atormentaba.
Ahora el creyente se marcha para su casa donde le seguirá encendiendo velas y orándole a quien es considerada Santa Patrona de Cuba por la Iglesia Católica Romana, pero que en el culto sincrético de la santería afrocubana tiene su símil en Ochún, deidad u orisha del panteón Yoruba, quien se caracteriza por ser una mujer zalamera, alegre y bailadora, cuyo color es el amarillo.
Por esta razón, es típico ver en la carretera que conduce a El Cobre y cerca del Santuario a vendedores con cajas de flores de ese color, preferiblemente girasoles, como ofrendas a la Virgen de la Caridad, que en este caso podría ser venerada como Ochún por muchos de los que así proceden.
También en la entrada del lugar se pueden encontrar réplicas de imágenes de la virgen de los más disímiles tamaños hechas de madera o yeso.
Así que, en medio de toda esta simbología y significado que existen en torno a la virgen católica o deidad afrocubana, lo que para los cristianos católicos es agua bendita de una fuente, para espiritistas y santeros es agua implorada que también protege y purifica.

1 comentario:

  1. El Cobre es un lugar mítico en Cuba, todos tenemos que ir al menos una vez en la vida...
    Yo ya he cumplido y pienso repetir la visita...

    LEs recomiendo este blog

    Cuba X Dentro es un blog cuyo propósito es ser un vehículo que permita acercarse a la realidad cubana actual desde diferentes aristas de la escena nacional, así como mantener actualizado a los cibernautas de los fenómenos y acontecimientos que se desarrollan en el mundo. Pretendemos incentivar la polémica desde la perspectiva revolucionaria, con acento en el diálogo entre las nuevas generaciones y su realidad circundante. Este espacio servirá para defender a Cuba y su pueblo de la guerra mediática a que son sometidos constantemente

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