sábado, 8 de septiembre de 2012

La Caridad de El Cobre: Símbolo de cubanía




Caridad es sinónimo de compasión, indulgencia, piedad, misericordia, humanidad, gracia… Todos esos significados son relativos al nombre de la Virgen María que bajo esa advocación y  tras 400 años de su hallazgo y presencia en esta tierra deviene símbolo de cubanía. 
En el año 1612 fue encontrada en el mar por los tres Juanes, suceso que fue narrado  bajo juramento eclesiástico a los 85 años por Juan Moreno, "el negrito de La Caridad", quien  cuenta como fueron en una canoa en busca de sal, él y dos indios más, Juan y Rodrigo de Hoyos. Cuando salían de Cayo Francés,  en la Bahía de Nipe, observaron algo sobre las aguas; al acercarse vieron con asombro y alegría que se trataba de una imagen de  la Virgen flotando encima de una tablilla donde se podía leer: "Yo Soy La Virgen de La Caridad".

Patrona de Cuba fue el solemne nombramiento  que le hizo el Papa Benedicto XV en el año 1916 y entre los que luchaban en la manigua por la independencia de la Patria se conoció como la Virgen Mambisa, un sobrenombre que tiene su origen en la tradición oral con la  certeza  de que Ella acompañaba y protegía a los cubanos animados por la causa libertaria.
De hecho en los libros de algunas parroquias están asentados muchos nombres de generales de la Guerra de Independencia tan valiosos como Antonio de la Caridad Maceo Grajales, procedente de una familia muy devota y a quien en una ocasión una medalla de la Caridad que llevaba en el pecho lo amparó de una bala mortal, según afirma el saber popular.
En los sombreros de los miembros del Ejército Libertador para sentir cercana su presencia era común entonces encontrar una cinta, conocida como la medida de la Virgen, que tenía la misma longitud de aquella que se guarda celosamente en poblado de El Cobre, en la oriental provincia de Santiago de Cuba.
La Santa Imagen colgaba del cuello atada en rústicos collares que portaban los Rebeldes que peleaban en la Sierra Maestra y fue compañía también para los jóvenes combatientes internacionalistas.
Su nombre se popularizó en canciones, inspirando  a poetas, artistas de la plástica y poco a poco se hizo forjadora de la idiosincrasia de este pueblo, inseparable de la cultura cubana.
El bardo tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé, fue uno de los primeros en dirigirle décimas:

Cuando yo, inocente niño,
En el regazo materno
Era objeto del más tierno
Y solícito cariño;
Cuando una mano de armiño
Me acarició en esa edad,
Mi madre con la ansiedad
Más grata y más fervorosa,
Me habló de la milagrosa
Virgen de la Caridad.

Tratábame sin cesar
De esta imagen bendecida
Por milagro aparecida
Sobre las olas del mar,
Y oyendo yo relatar
De su aparición la historia,
La conservé en la memoria
Desde la ocasión aquella
Y soñaba ver en ella
Un astro de eterna gloria
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Por eso y tanto en las celebraciones eucarísticas de la Iglesia Católica se coloca la Bandera de la estrella solitaria junto a la Imagen de la Virgen que en su elegante atuendo trae bordado el Escudo de la Palma Real y cada 8 de septiembre, Día de su Santo, se entonan con fuerza y emoción al inicio de la misa las notas del himno de Bayamo.
Hoy quienes visitan su Santuario, declarado Monumento Nacional, siempre encuentran el altar lleno de flores, velas, medallas de deportistas, títulos de graduados universitarios… recuerdos agradecidos llevados como expresión de fe y amor, en los cuales se descubren alegrías, sufrimientos, anhelos, sueños y realidades  de gente que espera y agradece.
Una historia enriquecida por testimonios de personas comunes, de un pueblo que la respeta y le manifiesta su cariño con tal confianza que algunos prefieren llamarla,  simplemente,  Cachita.
Vestir de amarillo en ocasión de su fiesta patronal, presentarle ante su altar a los recién nacidos, regalarle girasoles, encomendarse a su amparo maternal ante cualquier adversidad, colocar un cuadro con su imagen en la casa, entre otros gestos,  son costumbres que se arraigan en el pueblo y se transmiten de generación en generación.
 En su inolvidable visita a Cuba en el año 1998 el Papa Juan Pablo II la coronó como Reina y recientemente Benedicto XVI quien visitó nuestra patria como peregrino de la Caridad le obsequió una Rosa de Oro y resumió su sentir en la frase: “Pido a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre que proteja con su manto a todos los cubanos ¡Hasta siempre, Cuba, tierra embellecida por la presencia materna de María!
Nuestra Señora de la Caridad del Cobre se quiere por lo que representa, tanto para los creyentes que la acogen como Madre de Dios, como para muchos cubanos que, donde quiera que estén, la identifican como algo muy suyo.
Por eso proclama el lema de este año jubilar, cuando se cumple el cuarto centenario de aquel encuentro en las aguas del mar de Oriente: La Caridad nos une.

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