Siempre que se aproxima
el día dos de febrero es muy frecuente escuchar a las personas en Cuba hacer planes para podar las
plantas, especialmente, las de uva y las de pascua. También suele programarse
para esta fecha un corte de cabello y hasta de las uñas. Todo con la finalidad
de que cuando renazcan lo hagan con más fuerza y belleza.
Tales intenciones se llevan a cabo
en el contexto de la Fiesta
de Nuestra Señora de la Candelaria que se celebra en muchos países, tanto del
llamado Viejo Continente
como del Nuevo.
Según algunos investigadores, esta festividad tuvo su origen
en la antigua Roma, donde la
procesión de las candelas formaba parte de la liturgia de la Presentación de Jesús en el Templo, asociada a los cirios, antorchas y
candelas encendidas en las manos de los fieles para resaltar el significado que
tiene para los creyentes la figura de Cristo como
signo de luz.
De tal modo se recuerda hasta
nuestros días ese pasaje bíblico al cual se suma la purificación de la Virgen María después del parto, lo que llamamos aquí el cumplimiento estricto de la cuarentena por parte
de las mujeres recién paridas, quienes de alguna manera deben extremar cuidados
y guardar reposo durante 40 días.
En varias regiones del planeta la
acción de iluminar se expresa mediante velas o las candelas, de lo cual se
deriva el nombre de "Candelaria". Suelen entonces estar centrados los
cultos en una o varias hogueras, con bailes, comidas y bebida alrededor.
Se rinde honor así a esta advocación
mariana aparecida en Tenerife,
Islas Canarias, al
suroeste de España, a
principios del siglo XV y que más tarde fueron traídas, imagen y costumbres, a
varias naciones americanas de mano de los emigrantes.
A las costas cubanas, la Virgen de
la Candelaria llegó mediante los
canarios y sentó su patronazgo en diversos pueblos y ciudades donde en esta
fecha se revitalizan tradiciones que
llegan hasta nuestros días acompañadas de ciertos matices que le impregna la
gracia popular.
Tales ceremonias se asocian con la
fertilidad de la tierra y los beneficios del agua, las cuales se traducen como
abundancia, fecundidad y vida. De ahí
que podar las plantas este día o cortarse el pelo deviene entonces buen augurio
de que renacerán más vigorosos.
Cierto o
no, la iniciativa surge de los ritos de la gente, que atesora interesantes
historias y las transmite de generación en generación para contribuir a que no
pocos hoy decidan cortar los sarmientos con la finalidad de que los retoños broten
lindos y fuertes.
Los que han
probado suerte aseguran que, en verdad, tienen buenos resultados. Gracias a la
Candelaria.
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