Entre el ayer y el hoy existen grandes diferencias. De eso a nadie le caben dudas. Por experiencia sabemos que nada permanece estático. Estamos en constante evolución y los tiempos cambian.
Antes, por ejemplo, se escuchaban canciones que enunciaban “fumar es un placer sensual” o algo así. Otras hacían tararear al compás de un tango “fumando espero al hombre que más quiero”. Sin embargo, en la actualidad son sustituidas por letras más novedosas que reiteran “Yo quisiera parar de fumar”.
Esta es una muestra de que el antes y el después no son iguales. Desde tiempos remotos fumar significaba un acto de hombría, elegancia y sabiduría. En el presente, el que fuma sabe que se expone a perder su virilidad, que el cigarro trae daños al organismo, arruga la piel, mancha los dientes, deteriora las uñas, pinta de amarillo el pelo y provoca mal aliento, entre otros tantos inconvenientes.
¿Quieres más diferencias entre el antes y el después? Pues bien, antes se consideraba que el tabaco era medicinal, hoy conocemos que la nicotina es un veneno y mata no solo al que lo consume, sino también a los que de forma pasiva inhalamos el humo, o sea, afecta al que fuma y a cuantos estamos a su alrededor. Por ello, muy elocuente resulta el lema para la celebración este 31 de mayo del Día Mundial de Lucha contra el Tabaquismo: ¨Que no paguen justos por fumadores¨.
Esta es una iniciativa excelente que cada año da cuenta de los grandes perjuicios que provoca el humo de tabaco para toda la sociedad y que lo convierte en uno de los problemas más graves de salud pública.
Vísperas de la fecha, en Cuba, y específicamente en Las Tunas, se realizan charlas, actividades deportivas y de sano esparcimiento para contribuir a la educación de la población y prevenirla ante este mal hábito.
Claro que por el seno de nuestras familias debemos comenzar la labor, sensibilizando a los abuelos, a las tías y a cuantos amigos nos visitan para que no fumen delante de nuestros niños, primero, por las afectaciones que pueden ocasionarles a su salud, segundo, para que no los inciten a seguir su mal ejemplo. Y de paso, que no nos obliguen a fumar tampoco a quienes jamás hemos llevado un cigarrillo a la boca.
Tal proceder me ha dado buenos resultados. Ya al menos mis hijos exigen su derecho a que no les contaminen el aire que respiran.
El resto, está en dependencia de que se cumplan las leyes establecidas a tales fines y que prohíben el fumar en lugares públicos y demás.
El 31 de mayo es el Día Mundial de Lucha contra el Tabaquismo. Sea el momento para que defendamos la idea de que no paguen justos por fumadores. ¿Verdad?
No hay comentarios:
Publicar un comentario