Este 15 de mayo se celebra el Día Internacional de la Familia.
La familia es una institución viva y
universal en la que educamos y somos educados, en la que se afianzan valores y
se trasmiten hábitos y costumbres de generación en generación.
En Cuba se estila ampliar el concepto de
familia para atribuirle la acepción de familión, en el cual se incluyen
parientes cercanos o lejanos, acuñando incluso
calificativos peculiares como el de “tíos políticos” y hasta “abuelos
postizos”.
Como primera escuela de las relaciones
humanas, es el hogar espacio indispensable para la preparación de cada uno de
sus miembros. Al mismo tiempo, la familia
refleja y se ve reflejada en las circunstancias sociales, muestra de que
una coherente vida familiar supone un marco idóneo para desarrollar hombres y
mujeres íntegros como la sociedad necesita.
Sin embargo, no son pocos los que opinan
que la familia está en crisis. Se habla de incontables dificultades y
desintegración con una visión
catastrófica sobre el asunto.
Cierto es que son muchos los problemas que
a diario inciden sobre la familia, es especial la cubana, que no todo es color
de rosas y urge convocar al afecto, la
disciplina, el respeto mutuo y la aceptación entre padres, hijos, abuelos… para
lograr una armonía plena y mayor satisfacción de quienes conviven bajo un mismo
techo.
En un entorno de familias tan diversas la
obligación sigue siendo el reconocimiento y el respeto a esa diversidad, que
entre todos sean solidarios, se protejan y contribuyan al bienestar y la
dignidad de sus miembros, independientemente de sus opciones en la vida.
De ahí que en los tiempos actuales también
se diga con énfasis que la familia no es el problema; sino la solución a tantos
y tantos conflictos que hoy se generan a nivel social.
Mientras tanto, prevalece ese espacio
insustituible donde compartimos sueños, fracasos, preocupaciones, alegrías y
tristezas, en el cual disfrutamos de la llegada de un nuevo miembro, festejamos
cumpleaños, extrañamos a quienes están lejos o sufrimos por los que se van para
siempre.
En
este grupo, con más fortalezas que debilidades, definido como personas
emparentadas entre sí, reñimos y perdonamos, amamos y afianzamos valores para
juntos y, como célula de una sociedad, construir un futuro mejor.
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