miércoles, 27 de noviembre de 2013
Homenaje de la familia a los educadores
La jornada del educador deviene ocasión para reconocer a los docentes destacados en el ejercicio de su profesión, mientras se fomenta el espíritu de consagración en quienes también como Manuel Ascunce Domenech, el joven alfabetizador asesinado en las montañas del escambray, dicen: “Yo soy el maestro”.
Un paradigma a seguir será, sin dudas, Vilma Rodríguez Almenares, profesora de Literatura y Español, cuyo nombre fue referido reiteradamente por sus compañeros de trabajo cuando indagamos en la Secundaria Básica Wenceslao Rivero por una profesora ejemplar. “Yo ejerzo esta hermosa profesión desde 1987. Me siento satisfecha después de tantos años que mis colegas me reconozcan porque un maestro no solo debe ser ejemplo en el aula sino también en la comunidad donde vive. Allí debe irradiar respeto, inculcar valores cívicos y morales para que todos los que estén a su alrededor reciban sus influencias.
“El reconocimiento de los familiares siempre será el mayor premio a nuestro desempeño. Eso uno lo alcanza cuando los estudiantes ya se gradúan de alguna profesión y si nos ven en la calle, lo agradecen. Es muy emocionante hallar a un médico en su consultorio y que me diga: Profe, yo fui su alumno.
“De igual manera, es gratificante encontrarlos realizando cualquier oficio y que han logrado ser hombres y mujeres útiles a la sociedad. Eso es maravilloso, sentir la admiración de las personas por los aportes que humildemente se hace para su formación integral.
“A los que asumen ahora esta difícil misión les diría que estén dispuestos para el sacrificio, que los maestros tenemos que trabajar mucho y constantemente; pero hay que hacerlo con responsabilidad y con todo el amor del mundo porque a veces yo he tenido que dejar de dormir para preparar una clase y no me arrepiento. Al final sé que mis estudiantes recibieron los contenidos con calidad y ahí está la importancia de nuestro quehacer.”
Como esta educadora existen muchísimos maestros dignos de elogio, modelos por sus virtudes demostradas en la práctica, su acervo cultural, responsabilidad y entereza en todos los aspectos de la vida. Y este siempre será el mejor modo de homenajear a Manuel Ascunce Domenech.
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