jueves, 13 de octubre de 2011

La Mariposa blanca, la más cubana de todas las flores.

Deseo compartir con quienes visiten este blog este texto de la periodista y amiga Yenima Díaz Velázquez publicado en el sitio digital Tiempo21 porque sencillamente me encantó.




Aunque es oriunda de la parte oriental de Asia, la Mariposa Blanca es la más cubana de todas las flores que se cultivan en este archipiélago porque el 13 de octubre de 1936, hace 75 años, fue declarada Flor Nacional de Cuba.
Poco tiempo antes, el Jardín de la Paz, con sede en Argentina, pidió a todos los países del continente que enviaran la flor que identifica a cada país.
Fueron días difíciles, de análisis y decisiones, para Don Fernando Ortiz y el naturalista Juan Tomás Roig, entre otras personalidades.
Se propusieron cuatro especies: Galán de Noche, Lirio de San Juan, Jacinto de Agua y la Mariposa Blanca, la que finalmente obtuvo el mérito indiscutible de convertirse en la representante cubana por varias razones.
La comisión tuvo en cuenta su color, que representa los ideales independentistas de los cubanos, y la disposición de las flores, juntas en una espiga, simbolizando la unidad. Además, se recordó que a las mujeres cubanas les gusta ponerlas en su pelo, para lucir más lindas y embriagarse con el exquisito aroma que desprenden.
Desde entonces, la Mariposa Blanca se multiplicó aún más en hogares, centros estudiantiles y laborales y en instituciones científicas.
Una de esas entidades que trabaja en la protección y conservación de nuestra Flor Nacional es el Jardín Botánico de la provincia de Las Tunas, a unos 690 kilómetros al este de La Habana, donde se le crean las condiciones necesarias para que pueda vivir.
Según Yanko Labrada Capote, especialista del centro, cuando las plantas han florecido se procede a multiplicar sus rizomas y a depositarles diversos nutrientes, de modo que siempre adornen la geografía del lugar.
De igual manera piensa Maricel Arzuaga Remón, una tunera que desde niña cultiva la Mariposa Blanca por su olor y por lo simbólica que resulta cuando está en las manos o en el pelo de una mujer.
A Ibrahim Machado Hechavarría, esa flor le recuerda a su mamá, ya fallecida. También, a Vilma Espín Guillois y Celia Sánchez Manduley, dos revolucionarias cubanas que las lucieron con orgullo y con inteligencia pues transportaban mensajes entre sus pétalos.
A pesar de no ser oriunda de Cuba, la Mariposa Blanca está presente hoy en todos los rincones del país, donde su fragancia y belleza la hacen única y especial.

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