Saber leer es saber andar; saber escribir es saber ascender…
En este camino mi hija, Amanda María, da sus primeros pasos. Todavía nerviosa; pero poco a poco fluyen las palabras en lecturas de textos sencillos y causa en mí emociones indescriptibles cuando veo sus trazos algo inseguros donde dice amo a papá, mi mamá me mima o mami me ama.
Rebosante de alegría llega de su escuela y me da la noticia: hoy aprendimos el signo igual a, mayor y menor que… en fin.
Son pequeñas razones que justifican su felicidad porque cada vez se hace más independiente mientras recibe herramientas imprescindibles para su futuro. Un camino en el cual, sin dudas, le falta mucho por andar.
Con los restantes pioneros de su aula de primer grado en la escuela Toma de Las Tunas, disfruta de cada victoria.
En el empeño participan padres, condiscípulos y hasta su hermano José Alberto que le lleva un poco de adelanto en tal misión. Claro que no puede faltar Xiomara, la maestra.
Ella es la artífice de tal batalla por el saber, resultados que logra con paciencia, ingenio y mucho sacrificio para proporcionarnos gratos momentos en el entorno familiar luego de una fructífera jornada docente.
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