Su procedencia humilde, honestidad, fidelidad a toda prueba y su alegría son rasgos que nos distinguen.
Cuentan los que lo conocieron que El Señor de la Vanguardia, apelativo con el cual pasó a la historia, era jaranero y bonachón; pero bravo y dispuesto en el combate.
Quizás por esas razones una vez se dijo con toda certeza que “en el pueblo hay muchos Camilos” porque su ejemplo se ha multiplicado en aquellos que emprenden con arrojo las sencillas y complejas tareas diarias, los que asumen cada jornada con optimismo, quienes enfrentan los avatares con voluntad de héroes y vencen cualquier adversidad, en los que con esperanzas muestran sus deseos de vivir y seguir adelante.
Camilo será por siempre para nosotros ese paradigma de buen cubano, de linda y franca sonrisa. Arquetipo de incondicional amigo, imagen que la distancia no puede borrar desde aquel lejano 28 de octubre, fatídico día en que el avión donde viajaba cayó en el mar.Leyenda que se vuelve tradición año tras año en el aniversario de su desaparición física cuando miles de personas, sobre todo los más pequeños de casa, lanzan flores al río y al mar como gesto sincero de aprecio y recordación eterna a Camilo Cienfuegos Gorriarán.
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