lunes, 21 de diciembre de 2009

Una maestra especial

En Cuba el apelativo Luisa suele ser común; aunque la Luisa de quien referiré en las siguientes líneas es en verdad especial para mí, como lo es también para muchas otras personas que la conocen.
Luisa es una mujer alta, fuerte, alegre y su mirada desborda ternura.
Todavía con esos rasgos en esta Isla puede parecer alguien común y, sin embargo, no lo es. De ello pueden dar testimonio cientos de niñas y niños que ahora o antes pasaron por las aulas del Seminternado Toma de Las Tunas, donde ella trabaja como maestra.
Eso tal vez sea del mismo modo común; pero hay más…
Luisa es de esas educadoras que te saludan con el corazón, que te animan con un buenos días y te hacen sentir cuán especiales son sus alumnos, desde el más tímido hasta el más sobresaliente.
Luisa día a día contribuye a la educación de nuestros hijos y les inculca valores. También los regaña y establece la disciplina, con rigor, y buenas intenciones.
A mi pequeña Amanda la mima con frecuencia y, a pesar de su corta edad, ya le enseñó a recitar el extenso poema martiano Los zapaticos de rosa.
Luisa es una maestra, o mejor dicho, una buena maestra. Característica que la aparta de lo común y la convierte en un ser especial.

4 comentarios:

  1. Tierno comentario hacia la maestra de tu hija. Lo que lo "afea" es que destaques el color de su piel. ¿ Que importa si es blanca o negra?
    Ya quisieran muchos de piel blanca tener la calidad humana de mi mejor amigo, que no lo es.
    Estar destacando el color de la piel es irrelevante y puede malinterpretarse como comentarios racistas, aunque tu no lo seas.

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  2. De Ada Cristina. No se imagina cuanto agradezco su comentario. Con toda honestidad le digo que no fue con mala intención dar detalles del color de su piel, lo mencioné como una característica más de ella que resulta común para muchos otros cubanos. Esa era la idea; pero si usted con tanto respeto me dice que eso afea el comentario y que puede tener otras interpretaciones, lo acepto y ahora mismo lo rectificaré. Yo siento un respeto enorme hacia las demás personas y nunca miro si tienen más o menos, tampoco el color de su piel. Mis mejores amigas cuando era niña tenían la piel oscura, hoy una es enfermera, otra murió muy joven y las demás nos acmpañamos en varias etapas de la vida y siguimos siendo amigas y sus hijos son amigos de los míos. No soy racista, pero como usted me alerta, no vamos a dar pie al equívoco. Gracias una vez más.

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  3. Es muy bueno que los padres reconozcan la importante labor que desempeñan los maestros, ojalá y la mayoría de las personas en nuestro país pensaran como tú. Muchas veces he entrado a tu blog, sin embargo nunca me había animado a escribirte. Mis padres son maestros, quizás por eso me haya sensibilizado tanto con este trabajo y me embullara es escribirte mis primeras líneas, pero te prometo que no serán las últimas. Tienes una familia muy linda, ojalá y un día yo logre, al menos, una parecida. Saludos.

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  4. Gracias por su comentario, me estimula muchísimo, igual me satisfacen las sugerencias. Yo siempre quise ser maestra (maestra de los primeros grados de enseñanza), a lo mejor por eso siento tanta admiración por los que ejercen esa profesión, más ahora cuando aprecio el avance de mis hijos en la escuela, que a veces ellos son los que me dan lecciones a mi. Le agradezco su lindo comentario y los que hace sobre mi familia que sí la encuentro linda también, a pesar de sus imperfecciones. Tengo a dos viejitas que son mis abuelas, mañosas y peleonas, pero las adoro, un sobrino joven en una edad que nos saca de las casillas y mis hijos traviesos a más no poder. Cada uno tenemos pro y contras; pero lo que nadie niega es que somos familias.

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