jueves, 17 de diciembre de 2009

Mi primera maestra.

Ondina Verdecie Pérez fue mi primera maestra. Ella me impartió clases de prescolar en un pequeño local de la calle Ramón Ortuño, entre la calle Martí y la Cucalambé, en esta ciudad de Las Tunas.
Carlos Juan Finlay se nombraba esa aulita a la que asistimos muchas niñas y niños allá por los finales de la década de 1970.
Recuerdo ahora el acogedor lugar, muy limpio, bien decorado, con láminas, adornos manuales, rodeado de plantas y a mi maestra…siempre elegante, activa en los juegos, en las clases, ensayando coros, formando una banda rítmica, insistiendo en que mejoráramos los trazos, en que identificáramos los colores y las formas de las figuras geométricas, en fin.
Mi maestra Ondina tenía, tiene, una limitación física. Nació con un problema en una pierna que le dificulta el andar. Pero esa limitación nunca fue un impedimento. Con su ejemplo nos inculcó la puntualidad, el amor a la patria, fomentó valores, la disciplina y el deseo de aprender.
Todas las memorias de mi etapa prescolar y de mi primera maestra son lindas y las guardo no solo en fotos, créanme que aún conservo algunos de mis primeros dibujos, el diploma por el fin del curso escolar y la amistad con varios condiscípulos de los que aparecen en estas imágenes, convertidos hoy en auxiliares pedagógicos, informáticos, médicos, ingenieros, trabajadores de la gastronomía, un policía y obreros que se desempeñan en los más diversos oficios.
Cada uno agradecido, sin dudas, por la gran artífice en el inicio de nuestras vidas, la segunda madre, como decimos acá, la que con el mismo rigor nos educó y estimuló las ganas de aprender para llegar a ser personas íntegras en el futuro.
Esa maestra despertó en mí la aspiración de seguir sus pasos en el ejercicio del magisterio. (Idea que tuvimos la mayoría y era el rol principal de juegos infantiles); sin embargo fue un sueño que abandoné por alguna razón.
Ser maestra exige un sacrificio enorme, con vocación no basta. Se necesita además una alta dosis de amor, de entrega. Para eso hay que nacer, diría la voz popular y por ello quienes ejercen el magisterio merecen respeto.
El pago ya está garantizado de antemano, o si no, qué justifica el recuerdo y agradecimiento de tantos hombres y mujeres hacia sus profesores, principalmente a los primeros, como Ondina, aquellos que nunca olvidamos.

3 comentarios:

  1. Yo estudié Prescolar y 1rer grado en esa escuelita. Quedaba a unos metros de mi casa, en Ramon Ortuño, entre Cucalambé y Rubí. Mi primera maestra fue Nenín Gascón (vive en Los Angeles, California) y la de primer grado, Gisela Pérez. Estamos hablando de los cursos 1961-1962 y 1962-1963. En esa humilde pero acogedora escuelita pasamos la granizada del año 63. Parecian piedras lo que caía sobre el tejado.
    El 2do grado lo hice en Israel Santos, con María Rosa Palomo, excelente persona y mejor educadora. El 3ro y 4to, también en este barrio, en Domingo Sarmiento, con Rosalina Estévez y Milbia Campos respectivamente.

    Yo también tuve la enorme suerte de tener a estas Maestras con una sólida formación profesional y con grandes valores éticos y morales. Mi formación tuvo muy buenos cimientos gracias a las mencionadas educadoras.

    Todo lo que dices de Ondina Verdecia puedo corroborarlo. La conocía desde niño, pues todos en ese barrio eramos amigos. Ondina, con su problema de locomoción era una estupenda bailadora, muy alegre y simpática. Para divertirse en una una fiesta, había que estar en la mesa con Ondina. Era hermana del abogado Pedrito Verdecie y vivía en Lico Cruz, entre 24 de Febrero y Ramón Ortuño, a unos metros de tus abuelos Renato y La Niña.

    Ondina, si lees mi comentario, te envío un fuerte abrazo.

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  2. Hola, Jose y gracias. De paso en su comentario me di cuenta de un error del mío. En verdad la escuelita quedaba entre Cucalambé y Rubí como dice usted y no entre Martí y Cucalambé, como dije yo. Le daré un abrazo en su nombre a Ondina. Todavía vive donde mismo con su hermana Lulú. Su hermano Pedrito murió. Un saludo con mucho afecto. Hace días que no nos comunicábamos...

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  3. Hola Ada, que tal?
    Aunque no opine en tu blog, lo leo a menudo. Lo que sucede es que no voy a estar "como las moscas", en todas las salsas. Hay temas que por mi larga ausencia, no tengo nada útil que aportar. Pero sigues escribiendo muy bonito, y ya sabes, el tema de la familia lo considero "importantísimo".
    Adelante que vas muy bien !

    Felices Pascuas y Año Nuevo para tí y toda tu familia.

    Un cordial saludo

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