Dice la letra de un contagioso tema musical del compositor Adalberto
Álvarez que aquí el que más y el que
menos tiene un pariente en el campo, en referencia a la gran cantidad de
personas que comenzó a poblar la llamada capital de todos los cubanos, la
mayoría proveniente del interior del país.
Mucho de cierto tiene ese sabroso estribillo porque aunque algunos se
jacten de vivir en el pueblo, si miran atrás descubren un familiar, no muy
lejano, cuyo origen se remonta a los más auténtico de nuestra campiña.
Así en el ir y venir de las colmadas ciudades de Cuba, es fácil
encontrarse algún que otro guajiro, unos todavía con sus típicas vestimentas de
sombrero de yarey, pantalón de mezclilla, botas o guayaberas… y otros
influenciados ya con el último grito de la moda y tan etiquetado como el que
más.
Sí, porque los campesinos de ahora y de antes nunca se han dejado
ganar por lo que entraña el trabajo rudo. Ellos a la par cultivan la tierra, el
apego a la familia, la acogida al caminante, la educación, los buenos modales,
la alegría y las genuinas tradiciones.
Cambian los tiempos y el campesinado cubano sigue ahí con su habitual gracejo
popular, marcando el camino con su cantío del gallo, despidiendo la tarde con
la mirada puesta en el horizonte, defendiendo sus costumbres, feliz de
contemplar la siembra.
Cada día inicia bien temprano, apura el café para entrarle de a lleno
al desyerbe, preparar los bueyes, ensillar la bestia y comenzar la faena. Ellos,
con el orgullo de saberse oriundos del monte, le arrancan al surco los mejores
frutos, en esa sapiencia que tanto sorprende y que ya sigue y aconseja hasta el
más renombrado científico.
Hombres y mujeres de la campiña, aplatanados y arraigados, en primera
fila, incansables al parecer, reconocidos a veces, bien remunerados ahora y
respetados por su bravura siempre.
Por ello merecedores del mayor homenaje por su entrega a la encomiable
labor de trabajar de sol a sol, enfrentando el recrudecimiento de la sequía o
las intensas lluvias.
Motivos para celebrar este 17 de mayo, su día, y para sentirnos
identificados por aquello de que el que
más y el que menos tiene un pariente en el campo.
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