“De tal palo, tal astilla”. Así dice un viejo refrán que puede ser aplicado perfectamente al béisbol cubano, pues numerosos padres, hijos y hermanos han hecho de este deporte una verdadera tradición familiar.
Seguramente usted piensa enseguida en los Linares de Pinar del Río, los Sánchez de Matanzas, los Gourriel de Sancti Spíritus, o los Bejerano de Granma. Pero hay muchos más, entre ellos nuestros Urrutia y Los Alarcón, de Las Tunas.
Le propongo entonces repasar la mayoría de los casos, ahora que estamos en plena efervescencia beisbolera, tiempo en que Los Leñadores luchan con todo para lograr un resultado histórico en esta pos temporada si logran vencer a los Tigres de Ciego de Avila.
Los Linares dejaron una estela imborrable, aunque Omar se destacó por encima de su padre Fidel y su hermano Juan Carlos. El “niño” fue líder de los bateadores en cinco series nacionales y una selectiva, en tanto Juan Carlos lo hizo en una Súper selectiva.
Ahora bien, Juan Carlos terminó como líder en hits en tres oportunidades, mientras Omar y Fidel lo hicieron en una ocasión. Igualmente, Juan Carlos y Fidel fueron una vez punteros en dobles.
Sin embargo, la familia que más liderazgos acaparó fue la de los Sánchez. Hablo de los hermanos Armando, Arturo, Felipe, Fernando y Wilfredo, quienes jugaron en la misma época con equipos de Matanzas.
Incluso, el hijo de Arturo, Ariel Sánchez, juega actualmente y tiene condiciones para seguir enriqueciendo el botín familiar.
Wilfredo Sánchez comandó a los bateadores en siete campeonatos (nacionales y selectivas) y fue 11 veces el puntero en hits conectados. A su vez, Fernando fue el rey de average en una oportunidad y en dos ocasiones lideró el casillero de los indiscutibles.
Asimismo, Wilfredo fue dos veces el líder en triples y su hermano Armando lo hizo en otra ocasión.
En este departamento, quizá el batazo más difícil de conseguir en el béisbol, reinaron en diferentes series los hermanos granmenses Pablo, Víctor y Santiago Valerio Bejerano.
Sobre los Gourriel hay varias cosas que decir. En primer lugar, Lourdes fue dos veces el campeón de bateo y su hermano Luis Enrique lo hizo en otra oportunidad.
Lourdes también acumuló liderazgos en hits y dobles, algo alcanzado después por su hijo Yulieski en más de una ocasión. Para colmo, ambos son campeones olímpicos y mundiales, que si no es récord, al menos es tremendo average.
Por su parte, Wilfredo y Fernando Sánchez ganaron juntos el título mundial en 1978 y 1980, en tanto Omar y Juan Carlos Linares lo hicieron en 1994.
Pero los únicos padre e hijo que han sido monarcas de bateo en el béisbol cubano son los villaclareños Amado y Andy Zamora. El progenitor lo hizo en cinco oportunidades y su vástago en una.
En cambio, los únicos mellizos que han logrado la hazaña son los pinareños Fernando y Juan Hernández. A propósito, actualmente hay dos gemelos en activo, Iraklys e Irait Chirino.
Aquí en Las Tunas tenemos los buenos ejemplos de Ermidelio y Osmani Urrutia, la de los hermanos Yordanis y Yosvani Alarcón, Pablo Alberto Civil y Alberto Pablo Civil, Félix Núñez y Félix Núñez, Yunior. Quizás usted conozca muchos más de estos que hoy proponemos recordar y seguro conoce, como buen aficionado de nuestro deporte nacional, cada uno de sus logros, empeños. Para todos, el reconocimiento de su pueblo que los apoya y aplaude hasta el delirio cada vez que nos regalan una actuación brillante.
Tomado de Cubadebate de Luis López Viera en Cubadebate.
No hay comentarios:
Publicar un comentario