miércoles, 28 de septiembre de 2016

La gente del barrio



Definir el concepto de barrio pudiera ser tarea difícil en cualquier latitud. Quizás allende los mares se hable de condominios o repartos residenciales. No obstante para las cubanas y cubanos nada tiene de complicado caracterizar el lugar donde, simplemente, compartimos con personas sencillas y bien dispuestas para tender una mano.
Se sabe de los pro y los contra de la convivencia. Si bien son loables los rasgos de solidaridad y cooperación  que caracterizan a este pueblo; se hace también un llamado al respeto y la consideración hacia el próximo.
Son estas particularidades las que convierten al vecindario en una prolongación del hogar y hace crecer el cariño a pesar de algunos conflictos y sinsabores.
Y es que el barrio es una suerte de casa común, en la cual muchos desarrollan gran parte de su vida, desde la infancia y la escuela hasta que son adultos; luego comienzan a trabajar, forman sus familias y dan curso a un nuevo ciclo. Igual vemos partir a algunos en busca de sus propios sueños, otros se mudan, se van… pero dejan muy bien plantadas sus raíces porque casi siempre regresan, saludan desde la distancia o comparten por cualquier vía nostálgicos recuerdos.
En el barrio también encontramos a esos personajes pintorescos, criticados y queridos: los que llegan a la hora más inoportuna sin avisar, las chismosas, los pedigüeños, los huraños y confianzudos, los entusiastas y los apáticos, los buenos y los no tanto…

Es allí donde no parece existir secretos para nadie, pues no son  pocos los que se atreven a opinar sin miramientos en asuntos particulares, se toman los problemas como algo personal y gestionan soluciones, aunque a veces también compliquen más la existencia.
Vale entonces defender eso que tanta añoranza provoca entre quienes se alejaron y promete tranquilidad, apoyo, servicio y confianza  entre los miembros de una gran familia que se identifica como la gente del barrio. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario