lunes, 4 de enero de 2010

Un año y sus doce meses

Acabamos de iniciar un nuevo año. Con él transitaremos por sus doce tradicionales meses, las semanas y sus días.
Treinta días trae noviembre
Con abril, junio y septiembre
Veintiocho trae uno: febrero
Y los demás Treinta y uno.
Si año bisiesto fuere,
Trae febrero veintinueve.
Muchas personas en nuestras familias, sobre todo los que ya rozan la tercera edad, guardan en su memoria estos peculiares versos y recurren a ellos cuando quieren recordar el número de días que tiene un determinado mes del año. Sin dudas, es un método muy eficaz que nos descubre detalles curiosos.
Los meses del año son muy conocidos, ya que forman parte de nuestra propia vida. Quizás esa sea una razón por la que en nuestro idioma existan tantos apelativos que se derivan de algunos de los meses del año como los nombres Julio y Abril, o los apellidos Mayo y Marzo.
El nombre del primer mes del año procede de la voz Jano, que era el apelativo con el cual se designaba al dios romano de las puertas y los comienzos.
Su símbolo era una cabeza de dos caras, mirando al Este y al Oeste, puntos cardinales por donde sale y se oculta el Sol. De este modo, se representaba el adiós a un año que finalizaba y el saludo al que recién comenzaba.
Por su parte el nombre de Febrero procede de la palabra latina Februa, denominación de los festivales purificación que se celebraban en la antigua Roma durante este mes.
A los enamorados se les dedica cada año un día muy especial: el 14 de febrero. Por tal razón a Febrero se le llama además el mes del amor.
El tercer mes del actual almanaque debe su nombre al Dios de la guerra de los romanos, quienes lo llamaron Marzo en honor a Marte.
Abril es una denominación que se deriva de aperire, palabra que en latín significa abrir. Durante esa estación del año comienzan a abrirse las flores. Por tanto, abrir devino abril.
Tradicionalmente se acepta que el mes de Mayo debe su nombre a Maia, la diosa romana de la primavera y los cultivos. En tanto, la etimología del mes de Junio es dudosa. Algunos derivan el nombre de la diosa romana Juno, considerada la diosa del matrimonio. Hay quienes suponen que Junio guarda relación con el nombre de un clan romano denominado Junios y otra teoría se asocia con la denominación latina iuniores que quiere decir jóvenes, en oposición a maiores que significa mayores, y alude al mes de mayo. Estos son los dos meses dedicados a la juventud y a la vejez, respectivamente.
Julio debe su nombre al emperador romano Julio César. En tanto, Agosto recibió el nombre actual en honor a Cayo Julio César Octavio Augusto. Se le denominó Agosto, por Augusto.
Septiembre es el noveno mes del calendario gregoriano. Antes era el séptimo del calendario romano por lo que toma su nombre de la palabra latina septem que quiere decir siete.
Octubre en anteriores calendarios era el octavo mes. La voz octubre procede del latín octo, que se entiende como ocho.
En cuanto al origen de los nombres de noviembre y diciembre sucede algo similar a los ejemplos anteriores. Novem en latín se refiere a nueve, de ahí la denominación actual: noviembre. Y diciembre que era el décimo mes en el calendario romano conservó el nombre en el actual ajuste. Diez se corresponde con la expresión decen. Por ello se le llamó diciembre.
Son algunas de las razones etimológicas del surgimiento de los nombres de los DOCE meses con que cuenta cada año. Detalles que sirven para descubrir la historia de nuestra lengua.

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