Este buen hombre acaba de fallecer; pero nos deja sus libros todos. Siempre fue mi preferido, él y sus Cien años de Soledad.
Hasta
los 85 años cumplidos lo siguió ejerciendo con la misma devoción, una
envidiable dosis de sabiduría y talento, una mirada indagadora, irónica
muchas veces, y un espíritu reflexivo y abierto que le permitió abordar
la realidad en sus más variadas aristas.
De sus
manos viajan a las del lector reportajes, crónicas y artículos, en los
cuales cada acontecimiento es visto al derecho y al revés, desmenuzado,
explorado en sus más íntimas costuras, calzado con el dato y la fuente
precisos.
En su
camino de la literatura al periodismo, y viceversa, descubrió que el
parentesco más estrecho entre ambos fluía en el reportaje. En los dos
casos, se trataba de contar una historia y atrapar al lector por las
solapas sin dejarlo respirar hasta la última frase.
(Tomado fragmentos de Tiempo21).
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