Mucho han aprendido Amanda María y José Alberto de las costumbres
campesinas, los bailes típicos de Cuba y los juegos populares que se revitalizan en
alegres y entretenidas jornadas como parte del proyecto cultural “Retoños de El
Cucalambé”.
Transmitir a las niñas y los niños las más auténticas tradiciones de
este pueblo es uno de los sueños hecho realidad desde hace diez años en el
centro escolar de la enseñanza primaria Mártires del 28 de diciembre, de esta
oriental ciudad de Las Tunas, ubicada
a unos 690 kilómetros al este de La Habana.
De tal modo se le rinde tributo a Juan
Cristóbal Nápoles Fajardo, el poeta bucólico más importante del siglo XIX cubano,
quien además, resulta el máximo exponente en el cultivo de la décima,
composición literaria que recrea los versos endecasílabos tanto en su variante
escrita como en la improvisada y que tiene un fuerte arraigo en esta zona.
En este empeño no pueden faltar entonces los elementos de la cultura
material y espiritual del campesinado, semblanzas históricas, escenificaciones,
los platos característicos de la cocina criolla y hasta se aprovecha la oportunidad
para exhibir mascotas o demostrar habilidades en la pintura de paisajes que resaltan
el verdor y belleza de los campos.
La mayoría de los participantes, a pesar de su corta edad, conoce al
detalle los movimientos
del zapateo, el son, la caringa, el baile del gavilán, el papalote, el chivo, el
papelón, el nengón y otras danzas características de esta localidad.
Para lograr un ambiente propicio, el plantel enclavado en la calle que
lleva el nombre del insigne bardo tunero, se adorna con elementos distintivos
de la campiña y los educandos aprovechan la ocasión para mostrar vestuarios a
la usanza de las áreas rurales: los varones con sombreros de yarey y las
hembras con típicas batas blancas con remates rojos o azul, a tono con los colores de la bandera
nacional.
Otro de los objetivos de la actividad es exponer los resultados de la
labor sistemática que desarrollan los instructores de la Casa de Cultura “Tomasa
Varona”, familiares, pioneros y maestros en aras de la formación del talento
artístico; tomando a la escuela como el más trascendental centro cultural de la
comunidad.
Además en este guateque gigante se muestra lo
más selecto de la producción agropecuaria: viandas, frutas, vegetales y todo
tipo de materiales que facilitan la labor en el campo (yugos, arados,
frontiles, espuelas, bastos y hasta monturas).
El proyecto Retoños de El Cucalambé se integra así al conjunto de
eventos previos a la cita que tiene lugar cada año a fines del mes de junio y
principios de julio y deviene una especie de viaje a nuestras raíces, que los
educandos disfrutan al tiempo que tararean algunas tonadas, entablan
controversias y se nutren de un acervo grandioso que identifica a quienes
habitamos en esta tierra.
Desde 1968 poetas, repentistas, músicos, escritores, artesanos y
pintores se reúnen en la finca El Cornito, a cinco kilómetros del centro histórico de la
capital provincial para homenajear a El Cucalambé, figura prominente de la
espinela, en el propio lugar donde concibió buena parte de su obra.
Al programa de las Jornadas Cucalambeanas se
incorporan habitualmente exposiciones de artesanía y artes plásticas, espectáculos, certámenes de improvisación y
literatura, actuaciones de agrupaciones musicales así como juegos
tradicionales, entre
los que destacan las corridas de cintas, carreras de caballos, montas de toro,
derribo de ternero, pato enterrado, el palo ensebado, el puerco ensebado…