miércoles, 25 de diciembre de 2013

Feliz Navidad


La navidad, si bien en Cuba nunca fue ignorada, no es menos cierto que la costumbre de celebrar este acontecimiento se apagó un tanto en el ámbito social; pero en los últimos tiempos se ha revitalizado y adquiere cada vez mayor significación.
Por ello es mucho más frecuente encontrar las vidrieras de los comercios adornadas con objetos alegóricos a esta época hermosa, en la cual todo cambia de una manera u otra, incluso el clima, para identificarnos con un ambiente refrescante, alegre y esperanzador.
Las fiestas navideñas coinciden con los días finales de diciembre, tiempo en el que ya es tradicional compartir con familiares y amigos, intercambiar con los compañeros de trabajo, hacer regalos y comunicarles  a quienes encontremos a nuestro paso los deseos de felicidad y prosperidad en el nuevo calendario que ya toca a las puertas.
También esta fecha es propicia para decorar los hogares con luces multicolores, armar el arbolito, cenar en familia y descubrir cuánto hemos avanzado y qué falta por hacer con relación a los proyectos personales y colectivos.
Para los creyentes es este un momento maravilloso, que no se circunscribe solo al árbol, los adornos ni los regalos; se descubre el misterio del nacimiento de Jesús en un pesebre, la sorpresa de los pastores cuando se les apareció un ángel anunciándoles al Niño Dios y luego la llegada de los tres Reyes Magos que divisaron la estrella que les sirvió de guía para ese encuentro extraordinario.
Celebrar  la navidad es un acontecimiento sencillo y a la vez profundo. Se trata entonces de descubrir lo bueno que hay en cada uno de nosotros para ponerlo en función de los demás, transmitir a todos un mensaje de amor, replantearnos nuevas metas y buscar caminos de reconciliación, perdón y gratitud.
Muy complejo resultará a veces entendernos con quienes tenemos serias discrepancias, con los que nos han ofendido o maltratado. Sin embargo, puede ser este un buen pretexto para llegar a un entendimiento, obviar desacuerdos y conciliar la paz, sea en el hogar o en medio de la sociedad.
La oportunidad que nos brinda este período, que para algunos resulta tan corto, puede ser un punto de partida para tomar un rumbo distinto en nuestras vidas,  para que el respeto entre los seres humanos sea signo de armonía y resulte una buena noticia como lo fue, en aquel lugar lejano conocido por Belén, la llegada de un pequeño cuyo propósito es salvar al mundo.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La Villa Azul de Cuba

Miguel Díaz Nápoles
migueldn@rvictoria.icrt.cu

La ciudad de Puerto Padre fue fundada en 1851, época en que la región tenía su desenvolvimiento y riqueza de los ingenios.

Existe una leyenda sobre el origen de su nombre vinculada con el gran Almirante Cristóbal Colón, cuando al navegar por aguas cercanas al sitio, un marinero, deslumbrado por la belleza que la naturaleza desplegaba ante sus ojos, le dijo a un sacerdote: ¡Qué puerto, padre!. Sin embargo, los historiadores aseguran que en las carabelas no viajaba ningún cura.
Otra hipótesis sobre el nombre de la localidad está en el naufragio de un padre en las costas de la bahía, o la polémica idea de que el nombre deriva de San Salvador, primer sitio visitado por el Almirante en Cuba.
Iglesia San José.Iglesia San José.En 1898, durante la intervención americana que se estableció al cesar España en su dominio, el gobernador militar norteamericano del distrito de Holguín, en atención al número de sus habitantes y la magnífica posición geográfica y estratégica de la bahía, creó su ayuntamiento, habilitó su puerto para la importación y exportación con aduana, correos y demás servicios públicos de administración.

La Villa Azul de los Molinos, como se le conoce a Puerto Padre, se destaca por su producción agropecuaria, el turismo y sus arraigos culturales y el epíteto está motivado quizás por la azulada tonalidad de su mar y de su cielo y en virtud del gran número de esos aparatos de viento que funcionaban en la comarca y su economía de Puerto Padre se basa en la agricultura destinada a apoyar las producciones de la industria azucarera y sus derivados, principalmente.

El máximo exponente de la industria es el central Antonio Guiteras, enclavado en la localidad de Delicias, mayor productor de azúcar crudo del país.

El patrimonio del municipio cuenta con una importante colección de piezas aborígenes, entre las más valiosas del país. Esas piezas denotan la cultura material y espiritual de estos aborígenes.

Tierra rica en cultura y tradiciones, hoy Puerto Padre mantiene su historia por la entereza de sus hijos, que no descansan en el afán de desarrollo en todos los campos del saber humano, y cada día se refuerza más su sobrenombre de Villa Azul de los Molinos.